Señor, "toma mis manos,"
haz que se liberen de todas sus ataduras,
haz que dejen de ser algo inútil;
vuélvelas generosas,
que sean unas manos que acogen,
unas manos que abrazan la cruz.
Señor, "toma mis labios,"
que dejen de pronunciar falsas promesas
y que de ellos surjan palabras de vida.
Señor, "toma mi vida,"
es todo lo que te puedo ofrecer:
la pongo en tus manos.
Señor, desde lo profundo de mi corazón
sólo puedo gritar que soy tuyo,
que soy tu hijo y que Tú eres mi Padre
en quien confío.
Amén.