UNA VIDA EN DOÑANA
Me hace mucha ilusión escribir una redacción sobre Doñana. El Coto es una tierra que me gusta mucho, a la que tengo mucho cariño, porque mi tío Manolo fue guarda de Doñana. Él vivió allí toda su vida y me contaba muchas cosas.
En esta redacción para el colegio, quiero explicar cómo vivió.
Mi tío nació en la orilla de la playa de Malandar, que es la playa que está frente a la de Bajo de Guía, donde para la barcaza. Nació allí, porque a su madre, no le dio tiempo de llegar en barca a Sanlúcar para que el bebé naciera aquí.
Mi tío fue una persona muy feliz toda su vida porque vivía donde le gustaba y trabajaba en lo que le gustaba.
Me contaba muchas veces que su infancia fue preciosa, tenía muchos primos y amigos con los que podía jugar y toda la naturaleza para jugar en ella .Sus juegos favoritos eran: coger nidos de pájaros y criar a los polluelos, trepar a los pinos, coleccionar huevos de pájaros, hacer grandes columpios en los pinos, pescar en la orilla, entrenar a los perros de caza, cuidar que los zorros no se comieran a las gallinas y muchos más. Él no tuvo Nintendo, ni teléfono móvil, ni una bicicleta o un patín, pero lo que tenía le gustaba más que todo eso.
De pequeño, vivió en un lugar que se llama El Fajinao. En su choza, no tenían luz eléctrica, ni radio, ni tele. Cuando se hacía de noche, su abuela y tías contaban cuentos e historias. Junto a su casa tenía un huerto donde la familia cultivaba alimentos como: patatas, tomates, pimientos, calabazas, cebollas, ajos... También tenían muchas gallinas, colmenas, algunos cerdos y una cabra. Ellos vivían de estos alimentos porque no podían venir todos los días a Sanlúcar a comprar. Su madre hacía el pan en un pequeño horno de leña.
No tenían escuela, en verano, o cuando los dueños del Coto venían a cazar, traían un maestro al Palacio de las Marismillas y todos los niños iban a aprender a leer y escribir.
Tampoco tenía médicos, se curaban con plantas medicinales como la manzanilla, el poleo, el almoraduz y otros productos como la miela, que es la resina del árbol que se llama enebro o la piedra viborera, que no es una piedra sino un trozo de cuerno de ciervo con poderes para curar las picaduras de las víboras.
De joven, mi tío participó en todos los trabajos del Coto: cacerías, domas de caballos, poda de árboles, hornos de carbón, cuidado del coto,…
Cuando fue mayor, se hizo guarda de Doñana como su padre, su abuelo, su bisabuelo y su tatarabuelo. Cuando se hizo guarda vivió en la Venta, que es la primera casa de guardas que se encuentra en el camino cuando se entra en el pinar. Su trabajo era cuidar el coto para que los cazadores furtivos no mataran a los animales y cuidar de que nadie entrara al pinar a hacer fuegos. El recorría todos los días el pinar y la playa montado en su caballo blanco, que se llamaba Pedrín o en su caballo marrón, Finito. Conocía las huellas de todos los animales, el canto de todos los pájaros, el nombre de todas las plantas y todos los lugares del Coto. Llevaba un traje de guarda de color verde oscuro, un sombrero y una escopeta. Mi tío nunca disparó su escopeta de guarda contra nadie porque era un hombre pacífico y bueno.
Yo creo que su vida es un ejemplo de la vida en Doñana, que es a veces dura, pero siempre maravillosa.
Yo quiero dedicarle mi redacción, porque murió hace siete meses, y me dejó sus recuerdos, su cariño y una muñeca vestida de rosa. Yo no juego ya con muñecas, pero esta la conservaré siempre, se llama Doñana.
Marcela Cuevas Román 6ºA