MAESTROS/AS
Por Daniel Cuadrado
Antes de comenzar este articulo, quisiera pedir disculpa por si hiero sensibilidades por mis opiniones, tanto a padres como a profesores. No se si toda mi explicaciones se entenderán, por que me cuesta plasmarla en papel, pero el fondo de la cuestión si espero que se entienda bien.
Hay profesiones donde la vocación y el trabajo a desarrollar van muy unidas de la mano, sin poder despegarse ni un ápice. No toda persona está mentalizada para ejercer una profesión vocacional. Magisterio es una de ellas.
El Maestro/a como eslabón fundamental en la enseñanza de nuestros hijos/as, es sin lugar a duda la pieza fundamental de este nuestro sistema educativo. Siempre existe otras cuestiones importantes en la enseñanza; financiación, instalaciones, tallares, laboratorios, aulas informáticas, etc.… ¿pero qué importancia tiene el profesor en este sistema?, bajo mi modesta opinión yo diría que un 90% de la enseñanza de nuestros hijos es meritoria de ellos.
Como veréis hablo de enseñanza y no de educación, ya que la educación corresponde en gran parte a los padres. Yo entiendo que los colegios son centros en los cuales nuestros hijos adquieren conocimientos y valores para que puedan desarrollarse como personas en nuestra sociedad.
¿Debe un colegio educar?, haber si me puedo explicar. A mi manera de entender la educación de nuestros hijos, debe recibirla en parte en nuestros hogares, dando ejemplo por parte de los padres y resto de familia. Si a un niño le obligamos a tirar los papeles a la papelera, que el niño vea que los padres hacen lo mismo, si tu hijo ve que su padre coge un libro, el niño protestará menos ala hora de hacer la tarea. ¿ y por qué digo en parte?, la otra parte la debe adquirir por si solo, pero en la escuela, como miembro de esta sociedad en la que vivimos, en la cuál hay unas normas y deberes que debe respetar. Y es ahí donde los centros escolares tienen su papel, como transmisores de dichos valores y como observadores de comportamientos anómalos, para ponerlo en conocimientos de los padres, y tratar de reeducarlo con la ayuda de personal profesional adecuado si hiciera falta.
Para mí el Maestro/a aparte de enseñar a nuestro hijo/as, es la persona que debe corroborar mi actuación educativa en casa, ya que si el profesor/a es bueno en su trabajo y si se hace querer y respetar, el niño/a lo idolatrará y hará todo lo que diga el Profesor/a. Esto es en teoría, ante de esto lo padres deben educar al niño y hacerle ver que el maestro/a es una persona a la cuál le debe respeto debido.
Me explico. Yo necesito que todo lo que le inculco a mi hijo en casa, como amistad, respeto, compañerismo, civismo, solidaridad, comportamiento y demás actitudes educativas, cuando ese niño llegue a la escuela y vea a ese maestro/a al cuál admira y cree todo lo que le dice, actúe y corrobore dichas actitudes educativas.
En definitiva que se plasme por otra persona con autoridad moral suficiente las normas educativas de nuestra sociedad, y así nuestros hijos verán que en los dos lugares donde pasan la mayor parte de su tiempo se actúa de la misma forma.
Muchos padres, unas de las primeras preguntas que se hacen, es que maestro/a le toca a su niño/a este año. Esto es normal, ya que de todo es sabido el papel fundamental en el discurrir del año académico, por parte del profesorado. Y también es sabida las preferencias de los padres con respecto al profesor/a que le ha tocado a su hijo.
Como en todas las profesiones hay personas que son más vocacionales que otras y eso se ve reflejado en la actitud diaria en las aulas, y a lo largo de los años, como se suele decir en el leguaje más urbano se sabe de que “pata cojea” cada persona.
Esto se traslada al profesorado y siempre hay padres que no está contenta con el profesorado que le ha tocado en cuestión a su hijo/a.
Todos hemos sido alumnos antes que maestro, y todos hemos tenidos profesores más o menos buenos; unos porque son muy despistados, otros porque no se explican bien, otros porque son muy exigentes y otros porque son muy pasotas, etc.
El maestro/a es esa profesión donde la vocación es clave para el desarrollo intelectual de nuestros hijos/as. Pero la vocación también tiene un límite, los padres también tienen bastante culpa en esa perdida de vocación del profesorado. Hay que ayudar a los profesores a no perder la vocación y eso se hace implicándose en los asuntos educativos del centro escolar. El tándem Padre-Maestro debe funcionar como un motor; uno pone la chispa y otro la gasolina, si uno de estos elementos falla, el coche que sería nuestro hijo/a, jamás avanzaría.
También debo admitir que los profesores están sometidos a una política educativa llevada a cabo por una administración que satura a dichos profesionales con una burocracia administrativa, que le impiden, o más bien, le resta tiempo a nuestros hijos/as. Y esta actitud por parte de la administración va haciendo mella con los años al profesorado.
Pero a pesar de la política sobre educación, el valor vocacional del maestro/a que se esfuerza por cumplir su papel en esta sociedad, sin tener en cuenta todos los obstáculos que se encuentra en su camino y que desde su tiempo libre, sin tener el porqué, sigue ayudando a mejorar la calidad de la enseñanza, tiene Mi respeto y Mi admiración.
Si alguien no esta de acuerdo con lo que expongo, o quieren debatir o añadir más opiniones, les invito a participar en esta sección de la Web, “hablando se entiende la gente”, del colegio Blas Infante.
Sanlúcar de Barrameda 26-09- 2010