( A mis compañeros y amigos:Don Teodoro Díaz Merchán,Don Baldomero Pacios Pacios y Doña Balbina Vela Fores)
Eltiempo, juezque todo lo juzga, que hace que todo tenga sentido, a veces, un sin sentido, desde nuestra visión como frágiles seres humanos,siendo ese instructor que nos indica que todo tiene un principio, que todo, aunque a veces no se entienda, debe tener un final,pasa inexorable por todas las facetas de la vida, incluido el tiempo docente de todo maestro, maestra.
Y vosotros, Balbina, Teodoro y Baldomero, amigos y amiga, docentes y personas de bien, que pronto dejaréis esa labor docente vuestra, aunque nunca, nunca, nunca, dejaréis de ser formadores, pues con vuestras acciones, tan llenas de gratitud, de entrega y amor,seguro estoy, que después del próximo mes de junio, fecha de vuestra jubilación, seguiréis siendo “maestros y maestra”, en esa gran escuela que es la vida.
Y todos, seguiremos bebiendo de vuestra grandes lecciones como docentes y como personas, en donde, todos y principalmente yo, me seguiré fijando, para ir creciendo antes que como maestro, como “persona de bien”, como tú, “señorita Balbina, o maestro Baldomero y maestro Teodoro,”, (como tantas y tantas veces os han dicho dentro de las paredes de nuestro centro, el C.E.I,P Blas Infante, nuestro alumnado); habéis sido y sois.
Entre nosotros quedará multitud de vivencias vuestras, entre tizas, reuniones, cuadernos y esas nuevas tecnologías que os han “traído algún que otro disgustillo” al final de vuestro paso por la escuela; seguiremos respirando todas y cada una de esas acciones, cada uno de esos momentos, que yo, torpe maestro, he ido aprendiendo de vosotros, de ti, querida Balbina, de ti entrañable Teodoro, de ti, admirable Baldomero.
Algo del C.E.I.P. Blas Infante se nos irá dentro de unos meses,tres docentes con “ antigüedad y solera”, como diría el otro, dentro de nuestro Claustro; tres docentes amantes de sus profesiones, con esa entrega demostrada con tantos y tantos alumnos y alumnas que han tenido la dicha, de teneros como maestros y maestra, siendo vosotros, la mayoría de la veces como ese padre y madre en el horario lectivo, y siempre como esos guías, en este mundo lleno de encrucijadas, con la única finalidad de crear hombres y mujeres libres, formados culturalmente, pero sobre todo personas buenas, como vosotros tres, habéis sido y sois.
Algo se va con vosotros, y esa vuestra marcha no será llenada con nadie, aunque a los nuevos compañeros y compañeras que vengan se les tenderá esa mano de amistad, respeto y confianza, que hacemos con todo aquel que llega, ya sea docente definitivo, provisional, como al que viene para cubrir una baja, de unos pocos días, a nuestro centro.
Pero siempre nos quedaremos con esos buenos y algún que otro mal momento que hemos pasado juntos, nos quedaremos con todo eso que nos habéis enseñando, y no solamente a nuestro alumnado, y sí a docentes, como yo…
Yo no tuve la dicha de ser uno de vuestros alumnos, yo no tuve la dicha de sentir y vivir la enseñanza, detrás de un pupitre, desde la óptica de esos grandes profesionales como siempre seréis, pues “maestro y maestra”, tanto tú, amiga Balbina, como vosotros, amigos, Baldomero y Teodoro, siempre vais a ser, con o sin jubilación, la cual os la habéis ganado y muy merecidamente.
Si yo hubiese tenido la dicha de ser alumno vuestro, aunque he tenido la suerte de teneros como compañera y compañero, os diría lo siguiente:
“Gracias señorita, gracias maestros, por haberme hecho una persona de bien.
Con estas torpes líneas, con ésta, mi mala caligrafía, esa que siempre me habéis estado intentando mejorar, con alguna que otra falta que aún me queda… quiero expresaros todo aquello que ha marcado huella en mi personalidad…
¡Cuántos días, cuántas horas!, con esa amabilidad vuestra, con esa entrega, y por que no, con ese talante para aguantarme, me habéis ido inculcando las normas elementales de la gramática, las matemáticas, y del resto de las áreas… para hacer de mí, lo que soy ahora.
Pero este no es el momento de hablar de mis notas, mis conocimientos,, es hora de hablar de aquello vuestro que siempre va a quedar en mí…
Querida señorita, queridos maestros, vuestra misión ya la habéis cumplido…y con creces.
En estos momentos, si leéis estas torpes pero sentidas líneas, seguros que pasan por vuestras mentes, vuestro tiempo de formación en la Facultad, vuestro paso por los distintos centros, por las distintas aulas, por los distintos cargos, dentro de vuestra etapa como educadores y todo ello, antes de entristeceros, por vuestra marcha, debe de alegraros, pues muchas de las personas, que cohabitan con nosotros, en este mundo, son lo que son, gracias a su esfuerzo y a ese grano de arena que habéis puesto en sus vidas.
Cuántos días, hubiese frío o calor, vinierais con algún que otro problema personal, cansado o enfermo, habéis dejado todo eso en la puerta del colegio, para luchar por nuestra formación, por mi formación como alumno vuestro.
Y aunque algunas veces os hayáis encontrado cansados y solos, sin recibir esa palabra de aliento, ni de la Administración, ni de los compañeros ni compañeras, ni de las madres ni padres; recibiendo alguna que otra vez, un pago tan ingrato hacia vuestra labor… siempre habéis estado ahí, a mi lado, al de mis compañeros y compañeras de clase… olvidando todas esas infundadas afrentas.
Cuántas horas de trabajo en la escuela, cuántas horas de trabajo en vuestras casas, cuántas horas corrigiendo cuadernos, explicando en clase, para transmitirme todo ese conocimiento que debíamos aprender, impuesto desde unas normativas legales, las cuáles, a veces, yo diría muchas veces, se olvidan que para hablar de educación, hay que estar luchando diariamente con la tiza, los bolígrafos bic, los lápices de grafitos, los blocs de anillas, las grapadoras, todo ello cuando los haya, en definitiva dentro de la hetereogeneidad de una clase... y no ver los toros desde la barrera.
Gracias, pues vuestro quehacer diario ha estado dirigido siempre a mi formación, no solamente intelectual y sí a la integridad, de mí ser, antes que a tanto papeleo, con el que os habéis encontrado en la enseñanza…, en ocasiones…
Y ante todo ello, ha primado antes, sí antes, vuestra forma personal de enseñar, vuestra forma afectiva de enseñar, vuestra forma personalizada de enseñar, vuestro saber coger una tiza… aunque para ello, se haya quedado “aparcada”, nunca olvidada, tanta burocracia a la que os habéis enfrentado…
Todavía no sé la varita mágica que habéis usado para poder llevar todo hacia delante, aunque realmente sí lo sé… ¡habrán sido tantas las horas que le habéis quitado a vuestra familia, a vuestra vida privada, para dedicármelas a mí!...
Por ello, gracias, muchas gracias.
Ahora que nadie nos lee, que nadie nos escucha, quiero deciros que debéis estar orgulloso de vuestra labor, de todo lo que habéis hecho por mí; que todo absolutamente todo, hasta alguna que otra reprimenda que me he merecido, y que yo sé que os ha dolido más a vosotros que a mí, me han servido para ser el hombre que soy.
Vuestra labor como “sembradores” ha sido ejemplar, pero en los seres humanos, como en la propia tierra, nosotros, vuestros alumnos y alumnas, hemos sido tierra que hemos producido, según nuestras características personales, nuestro esfuerzo, el de nuestras familias y vuestra ayuda…
Gracias señorita Balbina, maestros Baldomero y Teodoro, por todo el tiempo que habéis dedicado a formar a este “alumno virtual” vuestro, pero muchas veces, cuando era ese alumno, con nombre y apellido para vosotros… y ahora que soy padre, tengo muy claro que vosotros no erais magos… si toda vuestra dedicación y esfuerzo…, no estuviera compensada por el mío propio y el de mi familia…
Pero, ¡ cuántas veces habéis tenido que cargar en vuestras espaldas, con todo ese esfuerzo antes mencionado dentro de los distintos pilares de la educación, siendo a la vez, maestro, familia y yo mismo!, dentro de mi horario lectivo.
Siempre me dí cuenta que nos os limitabais solamente a enseñarme conocimientos.
Me habéis enseñando a observar, a saber pensar, a respetar y a creer en mí mismo.
Con cuanta dulzura, en mis momentos de irraciocinio e impulsos incontrolados, con toda vuestra paciencia y cordura, me habéis enseñado a valorar y controlar mis sentimientos, mis emociones, a respetar a los demás y al entorno, a usar la crítica constructiva, haciendo hincapié en que para ser un hombre libre, como ahora lo soy, lo he logrado gracias a vosotros, donde aspectos como creatividad, libertad, formación continuada, búsqueda y democracia, han estado presentes en cada una de vuestras magistrales lecciones.
Alguna vez leí en algún sitio que:
“Los buenos profesores no analizan el contenido y se lo imponen al niño. Sino que al contrario, analizan al niño y lo atraen hacia el contenido para así ayudarlo a entenderlo”
Y eso lo habéis hecho, ¡siempre! desde el respeto, el cariño, la humildad y la entrega hacia, no solamente este humilde alumno vuestro, y sí a cada alumno o alumna que ha tenido la dicha de forma parte de vuestras aulas,en tanto años de calidad profesional, entrega y sacrificio a " esos locos bajitos", como decía la canción de Serrat...
Voy a acabar, no es hora de robaros más vuestro tiempo con este conjunto de palabras, con unas cortas, pero sentidas reflexiones:
Gracias señorita Balbina, maestro Baldomero y maestro Teodoro, pues me habéis enseñado cosas que no están en ningún libro, ni en Internet, como son:
-Gracias por aumentar mi autoestima y creer en mí.
-Gracias por saber adaptaros a mis variables estados de ánimo y no hacer que vuestros estados de ánimo, en algunos momentos puntuales, no supusieran para mí, una nueva adaptación.
-Gracias por enseñarme a entender la información que me habéis proporcionado.
-Gracias por enseñarme que los contenidos que debí aprender, contenidos que con el tiempo se puede ir olvidando, pero lo que nunca olvidaré será vuestras lecciones de respeto, cooperación, tolerancia y compañerismo.
-Gracias por esforzaros en que todos mis aprendizajes fueran significativos para mí.
-Gracias por valorarme y evaluarme según mi propia personalidad, y no como pueden decir unos libros.
-Gracias por tratarme todos los días con respeto y con palabras adecuadas a mi persona, aunque más de una vez, por ser niño, os sacara de quicio.
-No os sentáis mal por alguna que otra reprimenda que me hayáis dado. Las mismas me han valido, más incluso, que todas esas palabras adecuadas, pues las mismas me ha servido para saber, que en la vida, debo de cumplir unas normas sociales establecidas, por y para todos.
-Gracias por escucharme, por aceptarme como he sido, gracias por reconocer mis cualidades, por ayudarme en mis dificultades, por ocuparos de mí, para que fuera feliz en el colegio, mientras aprendía.
-Gracias por hacerme ver que en la vida hay que luchar por lo que uno quiere, y que con esfuerzo y constancia, se puede conseguir todo, sin ello, nada.
-Gracias, aunque a veces, os “sacara de quicio” con mis acciones de niño, por dedicarme vuestro tiempo, por enseñarme a que los conflictos se resuelven con el diálogo, en una ambiente de adecuada convivencia, como los vividos en vuestras clases.
-Gracias por enseñarme a ser un hombre de bien con vuestros ejemplos como educadores y personas.
-Gracias por intentar siempre dialogar conmigo, hacerme ver que podía estar equivocado, aunque yo creyese que la estabais tomando conmigo.
-Gracias, gracias, gracias, querido maestro Baldomero, querido maestro Teodoro y querida maestra Balbina,, por todo el bien que habéis hecho en mí…"
Decía
William Arthur Ward:
"El profesor mediocre, dice. El buen profesor, explica. El profesor superior, demuestra. El gran profesor, inspira..."
siendo la profesionalidad vuestra, de "maestro y maestra", de y para siempre, de vuestra calidad como personas, las que me han inspirados estas líneas... dedicadas con el máximo respeto, consideración y estima, a tres personas a las cuales antes que compañeros y compañeras, llamaré siempre: AMIGOS...
Y como nunca me han gustado las despedidas, faltando casi tres meses para vuestra jubilación, me he atrevido a escribir estas palabras, con las que quiero deciros… que el C.E.I.P. Blas Infante siempre se acordará de vosotros, que siempre estará abierto para vosotros, y a mí, siempre me tendréis comoun amigo y compañero…
En Sanlúcar de Barrameda, 28 de marzo de 2.010
Antonio Vélez Otero.
- Maestro C.E.I.P. Blas Infante.
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