Aprender a hablar con los hijos
La conversación es el vehículo fundamental que tienen los padres para enseñar a sus hijos a comunicarse, a ser hábiles socialmente. Porque, para que las interacciones con los demás sean efectivas, es imprescindible que el niño se comunique adecuadamente y que converse.
Los niños que conversan bien y charlan con los demás son más queridos y aceptados. Los padres pueden enseñar a sus hijos lo que se puede decir y lo que no (comunicación verbal) y cómo se pueden decir las cosas y cómo no (comunicación no verbal), haciendo que el niño se ponga en la piel del otro.
La comunicación no verbal
¿Cuántos niños son mal evaluados por los profesores o los adultos porque, cuando estos explican o se dirigen a ellos, los niños no les miran a la cara? Hay que dialogar con los hijos para que entiendan que, si no miras a la cara cuando alguien se dirige a ti, el otro puede pensar que no te interesa lo que dice. Hay que explicarles que una postura demasiado relajada indica menos atención. Y que un pelo o un atuendo descuidados comunican poca disponibilidad. Por tanto, con el diálogo, es posible anticipar los efectos que va a tener la comunicación no verbal sobre los demás.
Las señales del cuerpo
Se les puede enseñar a identificar las señales corporales que acompañan a la emoción. El adulto puede comentarle sus observaciones: si ve que alguien enrojece, tal vez significa que siente vergüenza o inseguridad; si le sudan las manos es que está nervioso, etc. Y puede, con sus comentarios, ayudar al niño a tomar conciencia de qué lo ha provocado, por ejemplo: un alumno se pone rojo cuando el profesor le pregunta delante de toda la clase. También explicarle que nuestra conducta provoca emociones: si hablo demasiado alto puedo asustar a alguien, si me acerco demasiado puede sentirse invadido y molesto, etc.
Cómo pueden ayudar los padres
Los padres deben ayudar a desarrollar la habilidad para generar emociones positivas, tratando de adoptar una actitud positiva ante los hechos, con sentido del humor, cordialidad y simpatía. Hablando con autolenguaje positivo, haciendo elogios, otorgando reconocimiento a otras personas y recibiendo los cumplidos que nos hacen. Cuando los padres se fijan más en lo negativo y son muy críticos con la gente, los niños tienen peor humor y son menos simpáticos.
Dialogando habitualmente con nuestros hijos, les será más fácil entender por qué una queja es mejor recibida si no la hacemos a gritos o con gruñidos, sino con voz firme y un volumen adecuado; que es más fácil obtener un favor si lo pedimos en un tono cordial y en el momento preciso. Y potenciaremos que reciban más elogios si les enseñamos a agradecerlos.
También podremos comunicarles cuándo es correcto o no el contacto corporal; la distancia a la que se le puede hablar a un desconocido, a un conocido, a un adulto o a un niño; qué posturas son adecuadas en un entorno de ocio o bien de aprendizaje, con adultos o con niños. Los padres dialogantes, a su vez, enseñan a sus hijos a escuchar: no se distraen cuando sus hijos les hablan, no les cambian de tema, hacen verbalizaciones de apoyo, se ponen en su lugar... Y, por supuesto, mantienen un continuo intercambio de turnos en la conversación.
La conversación es un arte con el que podemos enseñar a nuestros hijos a ser más asertivos, a ser más competentes socialmente, a sentirse mejor.
Ampa las columnas del ceip BLAS INFANTE
Avenida de la constitucion s/n
11540 Sanlucar de Barrameda
telefono de contacto:Antonio Garcia Romero 639869291
Email: ampabisan@hotmail.es