Cómo lograr que un niño sea menos charlatán
Vuestro hijo o vuestra hija no para de hablar, no escucha a los demás y le cuesta concentrarse. A veces, molesta a sus compañeros, y esa actitud le trae problemas en el colegio... ¿Qué hay detrás de esa necesidad de expresarse continuamente? ¿Cómo lograr que se esfuerce para superar sus dificultades? A continuación os ofrecemos unos consejos prácticos.
Hablador, sí, pero sin pasarse
Es agradable tener un hijo que habla y al que le gusta contar lo que vive y lo que hace. La palabra es vida. El problema surge cuando empieza a ocupar todo el espacio, cuando su deseo de hablar pasa a ser más importante que lo que los demás puedan enseñarle.
“Los charlatanes suelen ser niños muy despiertos, pero que aún están buscando su lugar,. Necesitan “rebosar” para existir. Todavía no han integrado bien los límites interiores: qué se puede hacer y qué está prohibido”.
Dentro del grupo, un niño así corre el riesgo de ser apartado por no respetar las reglas y molestar a todos.
Una desventaja en el colegio
En el colegio, donde hay unas reglas y un marco de convivencia, es fácil que un niño muy charlatán caiga en el fracaso escolar. ¿Cómo atender a las indicaciones de los profesores si no para de hablar? Hablar demasiado disminuye las capacidades de atención, de concentración y de memorización.
En las relaciones con los demás, “el niño charlatán pone en entredicho la autoridad y la legitimidad del profesor. A menudo, se establece un pulso entre el niño y el adulto,. Pero el charlatán también puede provocar el rechazo de sus compañeros si les impide constantemente escuchar y seguir la clase”.
¿Aburrimiento o hiperactividad?
¿Qué es lo que lleva al niño a ser charlatán? Muchas veces, el aburrimiento. En algunos, es signo de precocidad: ya saben lo que explica el adulto y necesita más.
Pero el aburrimiento también puede esconder dificultades de aprendizaje: el niño desconecta porque no comprende. “Algunos charlatanes son hiperactivos,. Su charlatanería va acompañada de una agitación física permanente".
"Otros niños, permanecen muy encerrados en sí mismos. No han integrado la idea de una frontera con los demás, ni la del respeto. Para empezar a respetar al otro, hay que aprender a callarse, a esperar su turno”.
Remitido por el Sr. Presidente de la AMPA.
Don Antonio García Romero.